martes, 27 de noviembre de 2012

Malas metáforas

Hay un momento en el que los sentimientos se vuelven muy graciosos, y es cuando tus manos empiezan a escribir solas. Ese momento en el que quieres hacer un pastel con una receta inventada por ti. Puedes echarle todo el chocolate que tú quieras, con su azúcar y nata. Tomártelo frío o caliente. Puedes disfrutarlo rápido o ir tomándotelo con calma como si no quisieras que se acabara. Pero antes de empezar pregúntate, ¿Estás seguro que los ingredientes no son de plástico? Porque no importa la buena pinta que tenga si al final te va a sentar mal cuando lo vayas a digerir. No puedes preguntarle ni pedirle a los demás opinión tampoco, porque al fin y al cabo eres tú el que decide hacer el pastel y comértelo. A ellos puede parecerle dulce, empalagoso y hasta vomitivo, es más, lo hace; pero ellos lo único que ven es el aspecto de fuera.
La cuestión es, ¿Merece la pena hacer un pastel con ingredientes de plástico? Todos sabemos que no, que eso no se puede tragar. Por eso antes de hacer nada, mira si son de verdad y si tienen fecha de caducidad.

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