miércoles, 5 de diciembre de 2012

Miento si digo que no.

Podría darte la libreta donde apunté todos los días cada beso que nos dimos con sus sabores y sus duraciones. Podría gritarte las canciones que me susurrabas al odio. Podría decirte que cómo te echo de menos, no hay en el mundo un castigo.
Juro que me tapo los oídos cuando alguien toca esa canción y no eres tú, que contengo la respiración si alguien pasa a mi lado con tu colonia, y que no miro con la misma cara tus fotos que las de los demás. Prometo que no me olvido de donde tienes el pequeño lunar, donde te gustan los besos, ni me olvido de todos los motes que me pusiste. Aseguro que aún leo tus mensajes, y a veces lloro . Doy fe de que cada noche miro ese hueco vacío a mi lado en cama y me sonrío a mi misma. Sólo te digo que eres cada canción de adiós que escucho, palabras en mi  agenda recordándome que cada día que pasa no estás a mi lado, y una herida en el corazón que no me duele, que más que herida, es cicatriz.

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