sábado, 17 de agosto de 2013

Burbujas.

Me llenaron los oídos de mierda sobre que no podría salir de ese pozo. Que en el mismo momento, o incluso un poco antes de meterte en la burbuja, quedas presa el resto de tu vida. Nunca supe si eso era lo que quería, si es bueno o malo, o si en realidad estaba ahí por obligación. 
Pero os puedo asegurar que después de muchos meses aquí dentro, te planteas la vida de diferente forma; no miras a la gente igual y de lo que dicen, sólo escuchas la mitad. Aquí dentro no te pueden hacer daño. No pueden urgar en las heridas ni intentar abrir cicatrices. Los puñales por la espalda los ves venir de lejos y si son palabras y no hechos, no sirven de nada.
Aquí dentro están las personas con más sentimientos que cualquier otra, y que los tienen más escondidos que toda la gente. Es una burbuja única, en la que estás sola, da igual quien te quiera ayudar porque te vales por ti mica (o lo crees).  
Aquí no lloras, ni gritas, ni rompes cosas, sólo esperas al tiempo; a que pase o mejore. O tal vez lo que esperas es que se rompa la burbuja. Esperas poder volver a confiar en alguien y que todas tus sonrisas sean plenas y ciertas, que se acabe el llorar y los 'no puedo más'. Que se acabe el morir cada día, ser igual que todos y poder disfrutar de eso que es la vida.
Por eso os cuento que la burbuja no es buena, pero tampoco mala; y que les jodan a los que dijeron que nunca podría salir, porque estoy rompiendo la pared de este sitio cada día un poco más, acercándome a lo que perdí hace ya muchos meses, que era la felicidad plena.

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