miércoles, 16 de mayo de 2012

Aires de superioridad

Una vez hubo una pequeña parte de mi, a la que le gustaron más chicos.
A veces podía probar otras bocas sin que fueran la tuya y que no me doliera.
No hacía falta que fuera tu nariz la que me rozaba, ni que tus dientes me mordieran.
Podía ir de la mano con cualquiera al que no le temblara el pulso.
Recibía cartas de chicos babeando por mis huesos y podía pasarme la tarde leyéndolas.
Pero como ya me conoces, no te preocupaba. Porque aunque sabías que podría hacerlo,
estabas seguro de que no había besado a ninguno ni le solté ningun te quiero.
Porque sabías que para mi no había otros.

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