viernes, 31 de agosto de 2012

Desde el principio hasta el final.

Vamos a empezar por el principio. ¿Recuerdas si aquel día llovía o hacía frío? ¿Recuerdas si fue en el bar o en el banco en frente de tu casa?
La primera vez que te vi llevabas las manos en los bolsillos y los párpados hinchados por falta de sueño. Tus zapatillas eran nuevas y tu corte de pelo no me disgustaba.
Te plantaste frente a mi y sonreiste. Sonrisa con dientes blancos y perfectos, con labio superior e inferior cada vez más finos a medida que se estiraban. ''No intentes seducirme de esa forma.'', te dije después de que me dieras un beso en cada mejilla. ''Siempre funciona.'' respondiste.
Abrí los ojos, y me reí de ti. Iba a comenzar a andar pero no pude evitar un ''No seas ridículo.'' Te sorprendiste, me detuviste el paso cogiéndome de la mano. ''Perdona, ¿Volvemos a empezar?''.
Lamentablemente, ahí ya me habías ganado, y a donde fueran tus pies, irían los míos. 
Eras un tipo gracioso, debo admitirlo. Pero por supuesto, mi orgullo me impedía demostrarte lo mucho que me gustabas. Por eso cuando dijiste algo que me produjo mucha risa y me miraste, me tape rápidamente la boca con la mano. ''¿Te hizo gracia eh?''. Te habías dado cuenta. Me pusiste el brazo en el hombro. ''Ay pequeña, soy irresistible.'', ''¡Cállate idiota!''. El corazón no me podía ir más fuerte, y con un giro de hombro quité tu brazo.
Después de eso me llamabas cada noche. Me mandabas un fax cada mañana. Me tirabas piedras a la ventana y me regalabas galletas saladas. 
Una noche me llamaste, y mientras hablábamos comprobé que uno de mis dedos se estaba enredando en mi pelo, dos de mis dientes estaban mordiendo el labio y las piernas estaban estiradas hacia el techo. ''Deja de hacerte la dura, no? Ya he hecho mucho por ti.'' Me puse de pié de un salto. ''Mañana te invito a cenar.'' ¿Que acababa de hacer? ¿Te había invitado a cenar? Colgué. Y la noche se acortó haciendo que el día siguiente viniera muy rápido.
Me puse mi mejor vestido e hice un moño con las dos orquillas que mejor sujetaban. Abrí la puerta para salir y ahí estabas, con tu descapotable rojo aparcado en la acera. ''¿Lista para tu mejor noche?''. Las hormigas ya comenzaban por mi barriga hasta inundarme toda la boca. 
Cenamos en un bar común, lleno de gente con ropa de calle, y yo con mis lentejuelas en el cuello. Salimos y fuimos a ver las estrellas tumbados en la hierba que estaba bordeando el río. ''Esa tiene forma de princesa.'', ''Jajaja, las que tienen forma son las nubes, no las estrellas.'', ''¿Y quien dijo que me refiriera a la estrella?''. Nos inundó el silencio y nos miramos con la cara seria y con los ojos clavados. ''Eres un cursi.''. Silencio otra vez. Te giraste hacia el lado en el que estaba yo. Pusiste tu mano bajo mi cabeza y me soplaste en la boca. Me susurraste al oido ''¿Siempre funciona o no?''. Te besé. Y no fue el único beso, si no que todos los días siguientes recibía uno. 
Desayunábamos cada mañana en tu casa cubriéndome con una de tus camisas largas y tu colonia perfumándome todo el cuello. Pasábamos las tardes desefrenadas en tu coche con la música a todo volumen y yendo de un lado a otro. Y todas las noches tumbados en mi sofá, me apretabas la barriga contra ti con tu brazo. Clavándome un beso en casa trozo de piel y diciendo un ''Te quiero'', antes de dormir.

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