sábado, 13 de octubre de 2012

- importancia.

Empiezas a perder importancia cuando no tienes las cosas claras. Cuando lo único que quieres es acostarte conmigo un sábado por la noche pero no levantarnos juntos un domingo por la mañana. Cuando cada vez que hablamos solo es para discutir y sea yo la que solucione los problemas.
Cansa tener que controlar las copas que te tomas si sales y tener que cuidarte sin vas tan ciego que no puedes andar. Y también cansa tener que defenderte de cosas que sé que tienes la culpa pero bueno, es mi deber.
Estoy harta de repetirte una y otra vez las cosas que no me gustan y sigues haciendo. Las canciones que detesto y pones una y otra vez. Odio que no me escuches y asientas. Odio todas tus camisas de cuadros que te pones para nuestras citas. Odio el olor de tu colonia. Y detesto la poca importancia que me das.
Ya perdiste mucha importancia cuando me dijiste que tenías que pensar. ¿Pensar el qué? ¿No era que me querías?
Yo no estoy para cuentos que me quieras contar o monólogos que hayas visto en películas. Yo no estoy por la labor de esperar a alguien que no tiene pensado regresar.
De noche, en cama y en silencio se te echa de menos, y pienso como hubieran sido las cosas si hubieras puesto un poco más de tu parte. Posiblemente seguirías teniendo la misma importancia que tenías al principio.

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