domingo, 29 de abril de 2012

Cosas de muchos.

- ¿ Como se puede disfrutar de algo que te hace daño ?
Ella asintió con la cabeza, la bajó y sonrió.
- A veces el amor es así.

Bésame idiota

No queda más que tú. No queda más que yo.
Daba por perdida tu forma de hablar. Tu forma de caminar.
¿ Y tu besos ? ¿ Donde han estado viviendo todo este tiempo ?
No creo que nadie los haya protegido como yo.
Pero, el pasado es aire, y el aire siempre va de un lado al otro.
Volvamos a empezar.
Olvidemos que te he echado de menos.
Bésame otra vez, con tus labios punzantes.

jueves, 26 de abril de 2012

Lista de cosas que son mejor no saber.

Perdí lágrimas

¿ Y que hay ahora de ese al que tanto amabas?
¿ Ya le olvidaste? Cuántas lágrimas gastadas inutilmente por un amor, que ya no sabe a nada.
Porque para el amor, no hay límites. Y lo que el amor puede, conseguir lo debe de intentar el amor.
Si alguna vez fuiste tú mismo, si los suspiros eran tuyos. Tú, tus suspiros, eran para mí, y ahora, has cambiado. Ahora ya no estás, ahora ya no nos quedan recuerdos. ¿ Recuerdos ? Tú eres el recuerdo.

Andrés C.

La otra noche te esperé bajo la lluvia dos horas, mil horas. Como un perro.Y cuando llegaste me miraste y me digiste ''¡ Loco ! Estás mojado, ya no te quiero.''

miércoles, 25 de abril de 2012

De oreja a oreja.

¿ Ves a ese hombre ? Pues tiene siete tipos de sonrisas diferentes. Su sonrisa falta. La que le produce algo que le resulta muy estúpido, y la que pone cuando se extraña. Cuando está con sus amigos. Cuando algo le hace realmente gracia o cuando se rie de alguien. Y la más fea. Su sonrisa más fea, es la que le salía cuando me miraba.

lunes, 23 de abril de 2012

Si te tengo que esperar, seré paciente.

Esto es como una droga que nunca acaba y siempre sabe cuando la necesitas.
He acabado siendo esclava de mi misma. Y me frustro y me hago daño, por voluntad propia.
Ahora tejo ropa con agujas y sin hilo ni dedal.
Tejo ropa con mi piel y mi sangre.
Suena muy violento, no se si volver a empezar, pero no.
Era tan libre, era tan, tan feliz por todo. Me gustaba cualquier cosa y enseñaba mis dientes con las sonrisas al minimo detalle.
Mis lágrimas avitaban en las cuevas llamadas ojos y pocas veces salían a ver que estaba el panorama.
Tampoco me hizo falta nunca un vaso de cerveza ni dos copas de ron para desaparecer de esto que es la vida.
Las cosas se torcieron, y empecé a depender de otras sangres que no fueran las mías. De otro cuerpo que no era él mío.
En la cueva de mis lágrimas empezaba a haber suidos extraños, por lo que salían fuera más avitualmente.
Y yo, como dije antes, con una aguja y las capas de mi piel, hice abrigos para la gente que me rodeaba.
Hice un abrigo de amor y de besos para un... niño que me lo agradecía con un puñado de abrazos, y por ese motivo seguia tegiendo.
Pero me quedé sin material, y llegué a los huesos.
Fué cuando al mirarme al espejo y ver solo esqueleto, las lágrimas se fueron de la cueva y se mudaron a mi boca, día tras día estaban allí.
Intentas cambiarlo, porque sabes que no puedes seguir a si, y es lo que pretenderé hacer.
Cambiaré eso, y no porque sea año nuevo, si no, porque es más fácil hacer ropa con con piel, que con huesos.

domingo, 22 de abril de 2012

¿ Hay alguien ahí ?

.Ya no sé cuanto te echo de menos.
Primero era mucho. Luego lo suficiente y dejé de necesitarte.
Luego volvió a ser mucho y otra vez menos.
Ahora. Ahora solo espero. Espero por ti.
Espero por ti mientras me muero en vida y mientras mi vida se muere por ti.
Buscándote. El tiempo que echaría yo buscándote si supiera que te iba a encontrar.
Dejemos que pase el tiempo que quizás, el amor vuelta.
Cúanto echo de menos al amor

Sh, te quiero.

¿ Sabes por que dicen que el amor adolescente siempre muere ?
Supongo, que es porqué avita a los ojos, no al corazón.
Yo lo daría todo por ti, dicen todos. Sin ser conscientes de lo que es todo.

Un día se gustan y al segundo se quieren. El tercero suelen amarse pero el cuarto empiezan las complicaciones. Continuadamente, el quinto se dejan y empiezan a sufrir. El sexto y el séptimo el mundo se les cae encima pero, que no se preocupen, que el octavo aparecera alguien con quien volver a emprender esta bonita historia.
Y a sí pasan los días, su adolescencia y la vida.Pero seré sincera, no se pasa mal.
Un día corriente, besas a uno. Uno que es como todos los demás, o puede que hasta sea un poco peor. Y vuelve a empezar lo de siempre, pero, pasa el décimo día y la cosa continúa como el primero. Os besais en vuestros portales y en el puente de camino a clase. Os quereis para toda la vida y jamás os separareis.
El veinteavo día todo se rompe y el mundo se desace como se formó. No comes ni sales y tampoco te acuerdas de respirar.
Los diez días seguidos son igual pero el siguiente ya parece que el Sol empiece a salir y tus amigas te animan. Todo vuelve a la normalidad y recuperas las ganas de vivir. Hasta te haces amiga de aquel chico que tanto querías y te rompió el corazón ya recompuesto.
Es fácil y entretenido vivir así, con sus altos y sus bajos.

Y aquí estoy yo, con mis sonrisas y mis lágrimas a conjunto.
Que le sigo echando de menos como hace unos días. Que, cada día sin él, es como un calendario sin días. Es exactamente eso.
Él es mi aire. El aire de mi oxígeno.
Sin él, mis noches no son noches. No son ni oscuras ni claras porque simplemente no existen.
Sin él, estoy muerta. Estoy muerta pero con vida y sin pinturas por toda la cara dibujándome figuras alegres y ocultando mi frialdad.
Y pasan los días... y los meses y no dejo de quererlo. Antes, moriría. Pero aquí estoy, alimentándome de sus sonrisas, que nisiquiera son para mi.

Nunca fuimos dos.

Por la calle del olvido,
bagan tu sobra y la mía,
cada una en una acera,
por las cosas de la vida.

No quiero que tus cosas me quiten el frío.

Hace frío. Y la chaqueta que me regalaste está colgada en el armario adornada con un poco de polvo. Acompañada de una gabardina azul a la izquierda y un pantalón medio naranja que nunca me pongo a la derecha.
Llevo media hora mirándola para al fin, coger una manta pequeña que nisiquiera llega a cubrirme las rodillas.
Salí con ella a la calle y le mandé órdenes a mis piés de que fueran a donde estabas tú.
Media hora después de buscar me palparon la espalda y me echron en aliento perfumando con una pasta de dientes que te regalé.
Me diste tu chaqueta, ya la segunda, y mientras seguías inmóvil mirándome, y mientras fruncias las cejas me gritaste '' Estás loca. ''
Otra chaqueta que guardé en mi armario catorce años.