miércoles, 19 de septiembre de 2012

A veces te pasas...


Un corazón encima de una i.

¿Gustarme? Que gracia que creas que me puede gustar.
Gustar es la cara que pone un niño cuando ve el regalo que pidió por Navidad. Es esa ansia con la que soplamos las velas por nuestro cumpleaños. Es nuestro primer beso o nuestra serie de dibujos favorita.
¿Necesitarlo? Puede ser. Pero necesitar lo utilizo más como cuando estamos enfermos y nos tenemos que tomar una pastilla. Es ese abrigo que nos hizo nuestra abuela que nos ponemos cuando hace mucho frío. Las charlas con tus amigas que ocupan tardes enteras y el tipex cuando nos equivocamos al escribir.
La verdad es que creo que podrías decirme millones de verbos y ninguno sería el indicado.
Quizás sea el querer. Quizás le quiero, pero tengo un poco de miedo. O a lo mejor simplemente es el extrañar que me lleva a recordar.  
Recordar todos los días que estuve con él, bien apuntados uno a uno en mi agenda. Mirar todas sus fotos por la noche y leer sus mensajes una y otra vez.
Sí. Le quiero. Pero no le quiero como un capricho o como un amor pasajero, ¡Cómo puedes pensar eso!. Le quiero del verbo morir por él.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Todo por ti.

Bienvenido. Déjame que te enseñe donde está todo, he hecho algunos cambios, te sorprenderán. 
¿Recuerdas aquella mesa de té marrón que tanto detestabas? La he desmontado y guardado en el desván. Los cuadros de esa gente que no te gustaba ya no están colgados, ni las persianas que no dejaban pasar el Sol están en las ventanas. He tirado toda la comida basura que decías que me pondría aún más gorda. He roto toda esa ropa con la que parecía una exhibicionista. Borré todos los números de personas que no fueran tú. Mira. Lo he cambiado todo de lugar. He puesto cada silla donde le corresponde. He planchado todas las camisas que te dejaste y las he entallado perfectamente. Puse los libros en la estantería del más grande al más pequeño como a ti te gustan. Todo está como siempre lo quisiste.
En el cajón del baño no quedan restos de mi maquillaje, ni de mi laca de uñas. Solo están tus cuchillas de afeitar y tu cepillo de dientes. En la televisión solo están sintonizados los canales de deportes y de noticias que veías, y tú lado del sofá sigue teniendo las arrugas de la última vez que te sentaste. No queda chocolate en la despensa del que me gustaba y tirabas porque no pasaba de comerlo. De los zapatos a los que les cortabas el tacón porque detestabas que yo fuera más alta no queda ni rastro. He rayado los discos de los grupos que no te gustaba que escuchara. Vacié los frascos de colonia que más odiabas. Le he quitado los pétalos a las flores que te producían alergia. Cortado todas mis revistas y hasta casi las venas. ¿Lo has visto? No hay nada de lo que tanto odiabas. 
Por eso mientras me tiemblan las manos y me tartamudea la voz, te pregunto si ahora está todo conforme para que vuelvas. ¡Pero espera! ¡No te vayas! Nunca valoras nada. Me he bebido botellas llenas de ansiedad. He peleado contra las sábanas de nuestra cama porque llevo doscientas cuarenta y siete noches durmiendo yo sola. Y he vivido encerrada en esta casa sin abrirle la puerta porque no te gustaba que hablase con nadie, como para que otro día más me des la espalda. Pero ya veo que lo que hago es siempre una bobada.
Puedes reirte de mi y escupirle al suelo, que yo lo volveré a limpiar. Puedes pegar un portazo y romper la cerradura que la volveré a arreglar. Puedes intentar matarme que yo me intentaré salvar para seguir intentando que un día vuelvas y podamos volver a empezar.



  (Para mamá. Para que comprenda la frase: ''Ese hombre es una escoria, y posiblemente lo mejor que has tenido.'')

Soy grito y soy cristal.

Escuchar está canción es literalmente volver a ese lugar, volver a pisarlo, a sentirlo, saber que esa persona dejo impresa su marca en un lugar junto contigo, que en la vida podrás olvidarla, que vivirás con su pensamiento & su sentir en el corazón, eso es está canción.