jueves, 27 de diciembre de 2012

Tienes el mejor sabor.

Besar a la persona que quieres es morirte y al segundo revivir. Es sonreír con el corazón y dejar de pensar con la cabeza. Es una boca impaciente por recorrer la piel. El primer mordisco de un helado, de un caramelo, chocolate o esnifar colacao. Besar a quien quieres es encarcelarte en los brazos de otra persona. Cadena perpetua. Es darte otra oportunidad de triunfar aun teniendo papeletas para perder. Es la primera cerveza un sábado a la noche y un ibuprofeno al día siguiente. Es empezar a sentir cada letra de un poeta en prosa o en verso. Es querer releer esa página del libro una y otra vez. Besarte es como pelar una cebolla o ver Titanic. Es quedarme clavada con chinchetas. Es cerrar la puerta y tirar la llave. Es guardar a la Luna en un cajón y convertirte en mi nación. Besarte es levantarme sin caer. Subir estando arriba. Hablarte mientras me pego a ti. Es que seas la enfermedad y el antídoto. Es acompañarnos con caricias en tu cara de mis uñas pintadas, de rojo. Cantar y bailar en mi cabeza. 
Besarte es simplemente una razón. Un levantarme todos los días. Besarte es suficiente y puede que hasta a veces sobre. Es un anzuelo que quiero morder. Es un abrazo con los dientes. Un beso son tus sudaderas y tus pitillos. Son tus pocos lunares y tu barbita. Un beso es querer besarte una y otra vez más. Es desesperarme por verte cada día. Es luchar por dormir con tu brazo rodeándome.
Besarte es un cable del que no puedo dejar de tirar.

domingo, 9 de diciembre de 2012

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Miento si digo que no.

Podría darte la libreta donde apunté todos los días cada beso que nos dimos con sus sabores y sus duraciones. Podría gritarte las canciones que me susurrabas al odio. Podría decirte que cómo te echo de menos, no hay en el mundo un castigo.
Juro que me tapo los oídos cuando alguien toca esa canción y no eres tú, que contengo la respiración si alguien pasa a mi lado con tu colonia, y que no miro con la misma cara tus fotos que las de los demás. Prometo que no me olvido de donde tienes el pequeño lunar, donde te gustan los besos, ni me olvido de todos los motes que me pusiste. Aseguro que aún leo tus mensajes, y a veces lloro . Doy fe de que cada noche miro ese hueco vacío a mi lado en cama y me sonrío a mi misma. Sólo te digo que eres cada canción de adiós que escucho, palabras en mi  agenda recordándome que cada día que pasa no estás a mi lado, y una herida en el corazón que no me duele, que más que herida, es cicatriz.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Besos por la raya de mi espalda.

Y la espalda estaba desnuda. Tuvimos al Sol encima, asomándose por la ventana, dándonos de pleno y también nos vió la Luna dormir. El dedo anular aflojaba la tira del bañador hasta ir sacándola poco a poco por el brazo. El pulgar y el índice tiraban del lazo hasta deshacerlo dejando el poco trozo de mi espalda que quedaba tapado al descubierto. Yo estaba boca abajo; él a mi derecha tumbado de lado. Me quedaba dormida y sonreía hacia la derecha. Me sopló en el oído aquel aire caliente que tantas veces había contenido. Seguía con los ojos cerrados pero también sonreí. El dedo meñique empezó a hacer círculos sobre mi cuello y daba paseos por los hombros mientras los labios le acompañaban con besos en los deltoides. Deslizó el dedo rápidamente hacia abajo por la columna dorsal y lo volvió a subir lentamente. Volvía a hacer ondas de un hombro al otro mientras la lengua le seguía el rastro borrando las huellas que dejaba. Cambió de dedo. El índice caminaba por toda la espalda, rápido y lento mientras me seguía mirando. Se apolló con la otra mano en la toalla, al igual que lo hizo en la hierba, en el sofá y en colchón. Me abrazó fuerte y es tumbó encima mía. Acercaba los labios al espacio entre mi cuello y mi hombro pero sin llegarlo a tocar mientras me cogía las manos y las colocaba sobre su pecho. Dí la vuelta sobre mi misma y lo tuve en frente sobre mi. Antes él me había hecho un camino de besos por la raya de mi espalda, y yo le estaba haciendo dibujos en la barriga con el corazón. No sé si con el dedo del medio de la mano, o con el de verdad.